
«Ante la difícil situación humanitaria que está viviendo el Golfo del Urabá Antioqueño (Colombia) y la zona fronteriza de Darién, entre los países de Panamá y Colombia, producto del ingreso de un número importante de personas provenientes de varios países, quienes tienen la intención de atravesar el Tapón del Darién, aunado al desconocimiento sobre la cruda realidad en la selva, su entorno natural y la presencia de grupos irregulares con dominio en dicha zona, se nos está advirtiendo de un escenario de inminente aumento de riesgos de protección y potencial vulneración de derechos de esta población migrante en condición de tránsito por Colombia, Panamá y Centroamérica.
Más de 10.000 personas que han emigrado en busca de protección y/o nuevas y mejores oportunidades para ellos y sus familias en América del Norte, quienes actualmente se encuentran en la zona fronteriza entre Panamá y Colombia, se exponen a un sin número de riesgos, situación que supone importantes desafíos en cuanto atención de emergencia y tránsito migratorio seguro.
El Papa Francisco ha sido enfático en su llamamiento a los gobiernos, para que sean prudentes y acojan a todos los refugiados y migrantes. Como Iglesia, nuestro llamado es a brindar al prójimo una atención efectiva que provoque una orientación para alcanzar su bien gratuitamente y un servicio caritativo1. De esta manera elevamos el llamado del Santo Padre de “acoger, proteger, promover e integrar” desde la buena voluntad, la generosidad, solidaridad, reconocimiento de la dignidad humana y de generar empatía ante el momento en crisis que atraviesan».
Accede a continuación para lectura y descarga…